Road trip: 6 días por Andalucía

Road trip por Andalucia

Un día me desperté y tenía 15 mensajes sin leer de un grupo de whatsapp que se llamaba «F#@ Dream ♥️♥️♥️✈️» armado por mis amigas Juli y Pau.
Para ponerlos en contexto, tengo un grupo espectacular de amigas en Argentina, con las que comparto la vida desde la infancia. Pau y Juli son parte de ese grupete.
Juli vive en Londres desde hace más de 20 años (y desde hace al menos 15 que sueña con que hagamos un viaje solas).
Asi que cuando amanecí con ese chat repleto de emoticones, presentí que había planes para concretar el sueño.
El día anterior, Pau le había comentado que tenía la posibilidad de venir a Europa por unos días. Una idea llevó a la otra y asi fue como comenzamos a planear este viaje alucinante por Andalucía.

El punto de encuentro de las 3 sería mi casa en Madrid. Si bien ya casi no hay restricciones de vuelos ni demasiados contratiempos por el COVID, al momento de planificar el viaje el panorama aún estaba incierto y contar con un lugar propio para poder quedarse si había algún imprevisto nos parecía lo mejor.
Por este mismo motivo también optamos por hacer un recorrido que no implicase vuelos internos.
Organicé los posteos de este viaje en 3 partes de acuerdo a las zonas que recorrimos:

Sevilla: día 1

Salimos de la estación de Atocha (Madrid), el viernes 27/5 a las 7.05 rumbo a Sevilla. Luego de 2.40h en AVE llegamos a la estación Santa Justa y fuimos directo al Hotel Casa Palacio Don Pedro.
Ubicado en pleno corazón de Sevilla, este alojamiento es una antigua casa sevillana del SVIII totalmente restaurada. Conserva su patio central distribuidor, hacia donde balconean las habitaciones y cuenta con una pequeña fuente recubierta con los mosaicos típicos.
Cuando llegamos era temprano para tomar la habitación, por lo que dejamos las maletas en recepción, nos pusimos ropa más liviana (a las 10 am Sevilla ya ostentaba 35 grados) y salimos a tener el primer contacto con la capital andaluza.

Andalucía se mantuvo bajo el régimen musulmán durante 7 siglos (del VIII al XV) y la huella islámica se nota principalmente en su arquitectura. Pero la identidad andaluza también fue forjada por cristianos, fenicios, romanos, gitanos y sefaradíes. En los días siguientes descubriríamos el resultado de esta mezcla tan particular.

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Antes de comenzar con el relato me gustaría aclarar que no teníamos demasiada planificación en cuanto a los lugares que queríamos visitar ni los recorridos que haríamos. Este viaje fue puro disfrute e improvisación 🙂
Sepan disculpar si hay algunos «must» que no tachamos. De todas maneras les recomiendo que sigan leyendo porque seguro hay muchos datos que les pueden interesar (sobretodo gastronómicos jajjajaj)

Salimos del hotel hacia el casco antiguo. En el camino nos encontramos con Las Setas de Sevilla en la Plaza de la Encarnación. Es una estructura inmensa que tiene un mercado, locales, un museo y sala de espectáculos.
Se puede acceder al nivel superior donde hay un mirador que dicen tiene unas vistas espectaculares de la ciudad. Nosotras pensabamos ir por la noche, para verlo iluminado, pero finalmente no pudimos (bah! elegimos hacer otra cosa)
Sinceramente, a mi me gusta mucho el contraste que genera esta mole moderna con el casco histórico y un dato no menor, es que los techos regalan varios metros de sombra donde refugiarse del calor intenso.

Pasamos un buen rato paseando por el barrio de Santa Cruz, donde se encuentran los hitos turísticos más importantes de la ciudad: la Catedral, el Real Alcazar, la Giralda, el Archivo de Indias… A cada paso, un pedazo de historia.
A estas intrincadas calles se las conoce como «la judería» por haber sido el reducto de los judíos desde la conquista de Fernando III hasta su expulsión en el SXV.

Tras varias horas de caminata, incontables fotos y la frase repetida ”no puedo creer que estamos acá”, nos dio hambre. Elegimos El Patio San Eloy, una cervecería que tiene varias sucursales (fuimos a la que está cerca de la Giralda). Comimos ensaladilla con gambas, alcachofas gratinadas y gambas al ajillo y brindamos con tinto de verano, como debe ser. Estuvo muy rico. Les debo la foto. Teníamos tanta hambre que nos avalanzamos sobre las raciones apenas las apoyaron en la mesa.

Mientras debatíamos si entrar a la Catedral, subir a la Giralda o visitar el Alcazar (spoiler: no entramos a ninguno) continuamos caminando hacia la Torre del Oro y cruzamos el río Guadalquivir por el Puente de San Telmo.

El calor era insoportable y si bien esperábamos encontrar algún bar en Triana para tomar algo, no encontramos nada abierto.
Para ser justos, al día siguiente visitaríamos el barrio con más tiempo y nos daríamos cuenta que estábamos caminando por la calle equivocada.

La Torre del Oro fue construida en el SXIII con fines defensivos. Recibe este nombre porque el mortero que une los bloques está hecho con paja y cal, lo que le imprime reflejos dorados al caer el sol. Con esto se pretendía deslumbrar a los navegantes que llegaban al puerto.

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Cruzamos nuevamente el río, esta vez por el Puente de Triana, y volvimos al hotel para bañarnos, tomar mate y hacer videollamada con nuestras familias antes de cenar.

En esta época del año, oscurece muy tarde en Europa (sobretodo porque la hora se adelanta 1 hora para aprovechar más la luz), por lo que a las 22h sigue siendo de día. Que eso no los despiste. En Sevilla, muchos restaurantes cierran a medianoche y la cocina a las 23h.
Como ya se había hecho un poco tarde, esa noche decidimos quedarnos por el barrio a cenar. Comimos en Los Claveles, en la barra ya que el local estaba lleno. Pedimos pulpo a las brasas, rabas y ensaladilla (la ensaladilla es como nuestra ensalada rusa, pero con la papa mucho más deshecha. Es típico en todo España, pero sobretodo en esta zona y fue nuestro comodín durante todo el viaje). En este sitio probé la manzanilla, vino blanco, seco, típico de la zona. No me disgustó, pero no repeti. Cuando se desocupó una mesa, nos movimos y quedamos charlando hasta casi el cierre, bebiendo… felices de estar viviendo estos días juntas.

Sevilla: día 2

Nos despertamos cerca de las 9, tomamos mate en la habitación y pedimos un Uber hasta la Torre del Oro. El día anterior habíamos reservado un free tour en Sandermans, por lo que debíamos estar a las 11 en el punto de encuentro.
Durante 2.5h recorrimos con Claudia, nuestra guía, el barrio de Triana y su historia.

Triana se encuentra sobre la orilla oriental del Guadalquivir y fue el barrio obrero de Sevilla. Allí, fuera de las murallas de la ciudad, vivían marineros, alfareros, industriales, bailaores de flamenco, gitanos y esclavos liberados.
Desde la calle Betis, sus habitantes miraban desde la orilla opuesta como se erguía uno de los puertos más prósperos de Europa.
Los trianeros fueron tradicionalmente segregados por los sectores ricos (y «castizos») de la ciudad.

En el recorrido pasamos por la Parroquia de Santa Ana, conocida como la Catedral de Triana, ya que fue la primer iglesia extramuros de Sevilla.
Aprovechando las vistas, Claudia nos contó algunas curiosidades de la Giralda, la torre campanario de la Catedral de Sevilla.
Durante el dominio musulmán, esta torre era parte de la mezquita. Cuando los cristianos recuperaron la ciudad, le agregaron la parte superior con el campanario y el Giraldillo (estatua que representa el triunfo de la fe católica)
Un dato que me llamó la atención es que la torre original fue realizada por los mismos arquitectos que construyeron las mezquitas de Marrakesh y es una réplica exacta de la que se encuentra en la plaza Jamaa el Fna.

Siguiendo por las calles de Triana, llegamos a la zona de las tiendas de cerámica. Triana es muy reconocida por la calidad de su arcilla, por lo que aquí se encuentran los principales talleres alfareros, donde se producen piezas decorativas, vajillas y los famosos mosaicos.

No8Do es la marca de Sevilla. Las sílabas NO y DO se encuentran unidas por el símbolo de una madeja de hilo. Representan las últimas palabras dichas por Alfonso X antes de morir: Sevilla NO(madeja)DO – «no me ha dejado». Ya que la ciudad se mantuvo fiel al monarca frente a la ofensiva de su propio hijo por apropiarse del reino andaluz.

Acercándonos al final del recorrido, Claudia nos contó sobre la época más oscura de la historia sevillana, cuando la Inquisición perseguía a judíos y musulmanes que no se convertían al cristianismo.
Era tal la violencia impartida, que en un momento los reyes pidieron mesura. Con el fin de no frenar su «santa tarea», los inquisidores, decidieron contratar a la Garduña, la mafia sevillana que operó clandestinamente hasta el SXIX.
Dicen que sus líderes, antes de ser enjuiciados, huyeron a Italia dando origen a la Cosa Nostra, la Camorra y la Mastrosso.

Los presos pasaban por el callejón de la Inquisición hasta el Castillo de San Jorge, donde los juzgaban, retenían, tortutaban y mataban.
Sólo quedan algunos restos del Castillo, en su lugar hoy se encuentra el Mercado de Triana.
Aprovechando la sombra (y el ambiente gastronómico que nos rodeaba) Claudia nos dio algunas recomendaciones para almorzar.

El tour terminó en el Monumento en reconocimiento a los alfareros, ceramistas y al cante por soleá de Triana. Un monolito que simboliza el espíritu de los trianeros: los versos de lamento flamenco y los mosaicos.
Recomiendo mucho este tour de Sandermans. Si bien hay otros circuitos que recorren la otra orilla del Guadalquivir, me encantó conocer este lado de la historia sevillana.

El reloj marcaba la hora de la comida y nuestros estómagos pedían vermut 😉
Entramos al mercado y encontramos una mesita en Cervecería Loli, dentro del mercado. Uno de los recomendados de Claudia.
No me van a alcanzar las negritas, mayúsculas y signos para decirles: ¡¡¡VAYAN!!!
Qué delicia por favor! Pedimos los garbanzos con gambas y ajo, zamburiñas (son como vieiras) y una ración de arroz con marisco que vino por error (pero la comimos igual jajaj). Cerveza, vino y Spritz para hidratarnos.
Si no fuese porque a la noche ya teníamos otros planes, creo que hubiésemos repetido sin dudarlo.

Con la panza llena, recorrimos un poco el mercado y aprovechamos para comprar especias, unos abanicos y souvenirs.
También visitamos Cerámica Triana, donde me compré una jarrita preciosa para mi casa.

Plaza de España Sevilla
Uno de los puentes de Plaza de España

En este momento teníamos que decidir cómo aprovechar la tarde. Ya sabíamos que no íbamos a poder ver todo.

Juli y yo ya habíamos estado en Sevilla en 2012 y en esa oportunidad habíamos entrado al Alcazar, los jardines, el Archivo de Indias y «suponemos» que también visitamos la Catedral. No lo recordamos bien. Yo creo que es porque era pleno junio y el calor no nos dejaba ni pensar. Asi que esta vez, decidimos ir a conocer Plaza de España.

Qué maravilla de lugar! Esta plaza fue inaugurada en 1929, para la Exposición Iberoamericana. Está ubicada dentro del Parque de María Luisa (que es espectacular también) y cuenta con un canal que atraviesa la plaza semicircular.
Cuatro puentes cruzan el canal, representando los 4 antiguos reinos de España (Castilla, León, Aragón y Navarra).
A su alrededor se disponen 48 bancos con los escudos de las distintas provincias y archipiélagos.

Todo el entorno parece de película. En sus escalinatas, hay artistas flamencos que bailan y cantan a la gorra.
Nos quedamos un buen rato disfrutando del espectáculo y decidimos volver caminando al hotel.

Para la noche teníamos el dato de un tablao tradicional: La Carbonería, una taberna donde antiguamente funcionaba un almacén de carbón y en donde se puede disfrutar del canto y baile flamenco más auténtico.
Llegamos para la última presentación, cerca de las 22h. Pedimos unas tapas, un tinto de verano y disfrutamos del espectáculo.
Sin dudas, haber conocido (con la guía Claudia) la historia sobre los orígenes del flamenco, su simbología y sentir el lamento de un pueblo desplazado le dio otra trascendencia a lo que estábamos viendo.

Cuando salimos la noche estaba preciosa y fuimos por un último trago.
Elegimos ir a otro recomendado «Bodega Santa Cruz, las columnas» para probar su montadito estrella «el pringá». Un bocadillo relleno con la carne del cocido desmechada. Nos sentó muy bien para acompañar el último tintillo de verano de Sevilla.
Al día siguiente dejaríamos temprano el hotel para retirar el auto alquilado en la estación de tren.
Nos esperaban unos días increíbles recorriendo la costa gaditana pero eso se los cuento en la próxima entrada!

ALGUNOS DATOS QUE TE PUEDEN INTERESAR:
• Para entrar a la Catedral y el Real Alcázar se recomienda sacar las entradas online para evitar filas. En ambos lugares hay un día y horario para acceder gratis, pero hay que reservar el ticket con anticipación ya que son espacios limitados.
• El acceso al Archivo de Indias (Av. de la Constitución, s/n, 41004 Sevilla) es gratis y merece mucho la pena si disponen de tiempo.
• El walking tour que hicimos con Sandermans es gratis y se reserva la plaza online. Se sugiere un pago a la guía de entre 3 y 5 euros por persona.
• Sevilla es una ciudad bastante plana, por lo que no hay mayores inconvenientes para recorrerla caminando. Sin embargo el calor es apremiante. Nosotras optamos por movernos en Uber en un par de ocasiones. Las tarifas son mucho más económicas que en otros lugares de España. No descarten esta opción!
• En Sevilla (y en todo Andalucía me atrevo a decir) se come y bebe muy bien y con precios muy ajustados. Desde ya que dependerá del lugar que elijan, pero en general nosotras gastamos un promedio de 25 euros (las 3) por comida, incluyendo bebida.
• Para repartir los gastos del viaje usamos la app «Splid«. Está buenísima porque te permite ir registrando qué pagó cada participante del grupo y saldar cuentas de manera automática.

4 comentarios

  1. Pingback:Recorriendo la costa gaditana – Pensando en japones

  2. Pingback:Málaga! nos despedimos de Andalucía – Pensando en japones

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